El principal problema de nuestra economía, en estos momentos, es la gran dependencia que existe respecto del sector de la construcción, que ha sido el motor económico en los últimos años. Íntimamente unido a este sector, pero no exclusivo del mismo, se encuentra la baja productividad existente en el mercado español (simplificando, un peón pondrá un número de ladrillos por hora que por muchos cursos de reciclaje y mucha preparación será difícil que se incremente). Al frenarse la construcción, no sólo se han visto afectadas las constructoras y promotoras, sino también todo un entramado de industria auxiliar de este sector: azulejeras, muebles, cementeras, electricistas, fontaneros... Y como consecuencia de despidos y la disminución de rentas, el resto de sectores, con especial importancia en aquellos que presentan bienes con una elasticidad renta mucho más acentuada como el sector del automóvil o la restauración. En el artículo "Estabilizadores automáticos: una razón de por qué lo peor está por llegar", ya desgrané el motivo por el cual todavía no se ha sentido con toda su fuerza el frenazo en la construcción.
Una vez superado el boom de la construcción, y dado que es imposible que se repita un modelo que ya en los últimos años todo el mundo sospechaba que era insostenible, debemos dirigir nuestra economía en otro sentido. La medidas económicas a adoptar por el gobierno deben ser de dos tipos:
- A corto plazo: se deben adoptar medidas que eviten el incremento del desempleo y el mantenimiento de la renta disponible de la familia, fomentando de esta manera el consumo para poder reactivar la economía.
- A largo plazo: se deben adoptar medidas, que más allá de su popularidad tengan como objetivo preparar la economía española para los próximos años.
Desde este punto de vista, vamos a examinar las medidas adoptadas por el Gobierno en el Plan E que ha sido publicado este 12 de Enero. Dentro del Plan se distinguen:
- Medidas para las familias, empresas, empleo y sector financiero: estas medidas podríamos encuadrarlas dentro de las medidas a corto plazo, ya que como ahora veremos tienen como principal fin el mantenimiento de la renta disponible.
- Medidas para la modernización de la economía: serían las medidas a largo plazo que deben indicarnos hacia donde se dirige nuestra economía.
La mayoría de estas medidas no son ninguna novedad, de hecho muchas ya se aplicaron durante el año 2008 y, alguna, como veremos, ya no es aplicable al año 2009. Parece más un recopilatorio de las medidas adoptadas hasta ahora que un plan hacia el futuro.
En lo referente a las medidas a largo plazo, el Plan afirma tener como objetivo incrementar la productividad. En este sentido podemos identificar medidas como el plan de ahorro y eficiencia energética, plan de impulso y dinamización del transporte de mercancías por ferrocarril, reducción de cargas administrativas, hoja de ruta para la formación profesional, ley de ciencia y tecnología, estrategia Universidad 2015, reforma de las instituciones de investigación pública, ley de eficiencia energética y energías renovables, ampliación deducciones de I+D (a lo que nos obligó el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas), plan de energías renovables.
Junto con el Plan, se ha aprobado el Fondo Especial para el estímulo de la Economía y el Empleo. La dotación de este fondo y sus fines muestra una tendencia que hace pensar que mucha de las medidas anteriormente mencionadas quede en una mera declaración de intenciones o al menos se vean muy difuminadas, si bien esperemos que en los presupuestos se doten nuevas partidas. Así, por ejemplo, dicho Fondo consta de 3.000 millones de los que sólo 490 millones se destinarán a Actuaciones de I+D+i, uno de los principales puntos débiles de nuestra economía.
Considero, como he dicho al principio, que la presente crisis nos obliga a cambiar el modelo de crecimiento, mientras que el presente plan tiene todos los visos de continuismo. Necesitamos una gran inversión en I+D, no sólo para mejorar nuestros productos sino para evitar la fuga de cerebros y que el mercado laboral sea cada vez más cualificado y con una mayor productividad. El plan sigue protegiendo en exceso determinados sectores como el automovilístico (recibe 800 millones de euros del Fondo) que poco a poco se están convirtiendo en un sector que sobrevive a base de subvenciones y ayudas del sector público. Está claro que, hoy en día, no se puede suprimir dicho apoyo y dejar a la deriva a las fabricas de coches (por el coste social en cuanto a empleos que se destruiría) pero también deberíamos mostrar una tendencia diferente donde la inversión en otros sectores fuera superior para favorecer la necesaria reconversión industrial y no esperar al último momento como ha sucedido con el carbón.
Unido a la I+D y a la fuga de cerebros necesitamos superar el modelo de investigación existente en nuestro país, donde los jóvenes más preparados trabajan como becarios en universidades y centros oficiales con unos salarios mileuristas. Esto sólo favorece que acaben marchándose al exterior y elimina cualquier iniciativa por falta de motivación. Hay que reestructurar las salidas universitarias de nuestros científicos e ingenieros, creando puestos atractivos en el sector público y favoreciendo su incorporación al sector privado.
En este sentido, una de nuestras principales fortalezas puede que sea el de las energías renovables. Este sector nos aporta unos dobles beneficios por un lado supone el empleo de mano de obra cualificada e incremento de I+D, por otro lado nos permite una mayor autonomía energética frente al exterior. Es destacable, por ejemplo, el estudio elaborado por la Junta de Andalucía y la Asociación de Promotores y Productores de Energías Renovables de Andalucía que señala que el sector de las renovables podría crear 100.000 empleos en los proximos 5 años. En este sector nos encontramos entre los primeros de Europa. Es un sector que deberíamos mimar y cuidar más (de los 3.000 millones mencionados se incluye este sector dentro de los 490 destinados a I+D).
Aunque no se recoge en el Plan E, otra medida que considero que será positiva es el desarrollo de la Ley de la Administración electrónica y el fomento del software libre dentro de la Administración Pública. Aunque es ilusorio pensar que los 5 millones de euros en concepto de licencias que paga el Estado será ahorro efectivo, la instauración de una red de empresas destinadas al mantenimiento y servicio técnico en materia de software por un lado crea un tejido productivo de calidad, y por otro traslada los beneficios a empresas nacionales. Además, es de esperar, que si se llega a instaurar el software en empresas públicas, con un buen servicio técnico, se acabe contagiando al sector privado, con lo que se abrirían las puertas a un nuevo sector de explotación.
Por otro lado, falta una mayor inversión para crear una buena red de telecomunicaciones. El modelo actual es demasiado dependiente de la red de Telefónica, aunque cada vez más, otras compañías tratan de tener sus propias redes. Se debería fomentar una renovación de la red mediante subvenciones o deducciones importantes para no quedarnos anticuados.
Pasemos a analizar brevemente las medidas a corto plazo que nos propone el Plan E. Podemos distinguir:
-Medias que podemos calificar como técnicas en cuanto que eran necesarias para no producir un perjuicio a los ciudadanos por el simple funcionamiento del sistema como son por ejemplo: la ampliación del plazo para materializar la cuenta ahorro-vivienda, ampliación del plazo para transmitir la vivienda a efectos de la exención por reinversión del IRPF.
-Medidas que incrementan la renta disponible sin coste para el Estado: estas medidas, de las más eficientes de las aprobadas, son por ejemplo la ampliación del plazo de los préstamos sin coste alguno, moratoria temporal parcial de las cuotas hipotecarias, anticipo de la deducción por vivienda habitual. Si bien las dos primeras suponen un incremento del coste para el ciudadano es indudable que al menos le proporciona un alivio temporal a la espera de que mejore la situación económica.
-Medidas que incrementan la renta disponible con coste para el Estado: considero que son las más ineficientes en cuanto que, al ser por lo general populistas, están poco meditadas y sus efectos no son del todo los deseables. Considero positivo por ser de justicia social el incremento de las pensiones mínimas, el salario mínimo interprofesional y las becas para acceder a la Educación. Sobre la supresión del impuesto sobre el Patrimonio ya expresé mi opinión en el artículo "Adiós al Impuesto sobre el Patrimonio": Si bien supone una inyección de liquidez en la economía no va a suponer un incremento del consumo proporcional a dicha inyección de liquidez. En lo referente a la deducción de los 400 euros me ha parecido una de las medidas más ineficientes que se han adoptado, es evidente, que una inyección de 6.000 millones de euros en la economía se tiene que notar, pero el sistema elegido hace que el efecto se haya visto muy reducido: la gente no ha percibido que su renta ha aumentado y ha excluido a las personas con menores recursos (personas con un tipo reducido de retención o sin trabajo no han disfrutado de la medida). Ha sido pan para hoy y hambre para mañana. Me parece que con ese dinero se hubieran podido adoptar medidas mucho más eficaces como subvenciones a la contratación que ayudarían a la incorporación de personas al mercado de trabajo. Es como aquel proverbio que dice “Si un hombre tiene hambre no le des un pez, enséñale a pescar”.
Consisten básicamente en nuevas líneas de crédito del ICO para permitir la financiación y la liquidez en las empresas. En principio considero que es una medida eficiente, en cuanto a que el coste a largo plazo no es excesivo para el Estado (al tratarse de créditos se recuperará en gran parte) y viene a complementar la actuación del sistema financiero incapaz en estos momentos de cubrir estas necesidades.
Por otro lado se adoptan una serie de medidas fiscales que tratan de proporcionar liquidez a las empresas como el régimen de devolución mensual del IVA o la libertad de amortización de activos nuevos en IS (que pretende fomentar la inversión). Sin embargo, considero que la inclusión como medida en dicho Plan de "Nuevo Régimen de Pagos Fraccionados en el Impuesto sobre Sociedades" es incorrecta y va a producir confusión. Hay dos métodos de calcular los pagos fraccionados: uno toma como base del pago fraccionado la cuota del impuesto pagada en el ejercicio anterior, el otro lo que se ha ganado hasta el momento de hacer el pago. En épocas de crisis la segunda suele ser más favorable porque tiene en cuenta, de manera más actualizada los bajos ingresos que se hayan producido. La opción por el segundo método debe haberse hecho en el mes de febrero del año en que deba surtir efectos. Como en febrero de 2008 la economía iba bien pero en abril había crisis, se dictó una norma que permitía que EXCLUSIVAMENTE para el 2008 se podía optar por el segundo método hasta el 5 de mayo (fecha límite para pagar). Sin embargo dicha norma no está vigente para el año 2009, de manera que aquellas empresas que en febrero de 2009 no hayan optado expresamente por el segundo sistema deberán presentar los pagos fraccionados conforme lo hacían en el 2007.
Medidas para favorecer el empleo:
Dentro de estas medidas se incluyen algunas que no tienen como fin propiamente favorecer el empleo sino que parecería más adecuado haberlas incluido dentro de las familias o las empresas como la Ley de medidas para fomentar el alquiler de viviendas, el marco normativo para las Sociedades Cotizadas de Inversión en el Mercado Inmobiliario o el Plan Renove Turismo.
Otras medidas pretenden facilitar la búsqueda de empleo como mejorar el Servicio Público de Empleo, el plan extraordinario de medidas de Orientación, Formación Profesional e Inserción Laboral o la elevación de la capitalización de las prestaciones por desempleo para fomentar el trabajo autónomo.
Como medidas más eficaces para el mantenimiento y creación de empleo, a mi modo de ver, podemos destacar la bonificación de 1.500 euros para la contratación de desempleados con cargas familiares (hubiera sido deseable una subvención directa y no una bonificación en las cuotas de la Seguridad Social) y todas las medidas que tienen por objeto mantener en funcionamiento el sector de la construcción: aceleración de la obra pública, plan estatal de vivienda y rehabilitación 2009-2012, linea ICO-Vivienda, ampliación del aval del ICO para los bonos de titulización vinculados a la promoción de VPO, Oferta Pública de Compra de Suelo... A estas últimas medidas se une la medida estrella del Fondo Estatal de Inversión Local (los 8.000 millones de euros para los Entes Locales).
Estás últimas medidas son las que me parecen las más peligrosas, aunque muchas de ellas necesarias. En estos momentos la oferta de vivienda es muy superior a la demanda, es por ello que no se debería fomentar el construir más. Si se quiere ayudar económicamente al sector, se debería subvencionar para convertir las viviendas libres en protegidas y por supuesto incrementar la obra civil. Sin embargo, eso no quiere decir que tengamos que reasfaltar las carreteras o repintar las fachadas porque hay que gastar dinero. La obra civil debería planificarse sosegadamente y únicamente realizar aquellos proyectos que realmente aporten algo a la ciudadanía.
Medidas del Sistema Financiero:
Poco se puede decir sobre estás medidas que no se haya dicho ya. La mayoría (los relacionados con el sostenimiento del sistema bancario) se adoptaron por necesidad así que aunque criticables eran inevitables.
Por otro lado se recogen una serie de medidas de contención del gasto público y reducción de la Oferta de Empleo Público.
Con esto finalizo mi pequeño análisis (aunque largo por todas las medidas que se han adoptado) del denominado Plan E.
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