viernes, 16 de diciembre de 2011

Ataque al consumo: jugando con el sueldo de los funcionarios


Desde antes de las elecciones, ya en campaña electoral, una de las posibles medidas que ha sido objeto de mucha controversia ha sido la hipotética bajada de sueldo a los funcionarios.
Cuando se criticaba la improvisación por parte del Gobierno de Zapatero a la hora de adoptar medidas económicas, una de las más importantes críticas es que dicha improvisación provocaban un panorama incierto que impedía tomar decisiones inversoras.
Si la existencia de un panorama incierto puede afectar a la decisión de invertir igualmente dicho futuro incierto afecta a la decisión de consumir y esto es lo que está sucediendo con el conjunto de trabajadores de la Administración Pública, sea funcionario o laboral y la no definición de su postura por parte del PP.
Los funcionarios tienen miedo, tienen miedo por lo que pueda venir y no conocen y ante el miedo no consumen.
En un momento económico donde lo último que debería de hacer el Gobierno es retraer el consumo, desde hace meses la multitud de rumores sobre la posible bajada de sueldo de funcionarios, con desmentidos y desmentidos de los desmentidos, cambios de posturas y continuas referencias en los medios de comunicación crean una atmósfera en la que el funcionario tiene miedo a consumir porque no sabe que pasará en el futuro con su salario.
Hoy mismo hemos tenido un ejemplo, primero una noticia en El Levante, periódico valenciano, de una bajada de sueldo del 10% a los funcionarios y después un desmentido en El Economista.

La noticia tiene todo el olor de globo sonda, preparando para una futura bajada de menor calado pretendiendo que además de que le bajan el sueldo el funcionario se sienta aliviado porque “No ha sido para tanto...”.
El PP no desmiente la noticia, o mejor, como ocurrió con Gonzalez Pons, la desmiente pero posteriormente afirma que sólo se garantizan la no bajada de las pensiones. Todo ello lleva a que el funcionario congele su consumo incluso por encima de la hipotética bajada de sueldo. Es decir, a lo mejor al final le bajan un 2% el sueldo pero el ha reducido su consumo en un 15% por lo que pueda pasar. El daño para la economía de todo este juego es demoledor.
Sólo comentar, como ya mencioné en un artículo anterior, que lo que es una vergüenza es que se plantee continuamente reducir el sueldo a los funcionarios, meros trabajadores, en su mayoría con sueldos inferiores a 1.300 euros netos al mes mientras que se descarta rápidamente el mantener el Impuesto sobre el Patrimonio o subir los tramos del IRPF

viernes, 11 de noviembre de 2011

Hay alternativas: análisis de un libro imprescindible


Me gustaría dedicar el artículo de hoy a hablar de un libro que me ha parecido extraordinariamente bueno. Un libro que utiliza una lenguaje relativamente sencillo y que creo que puede ser entendido por gran parte del público sin por ello dejar de aportar datos y estudios que fundamentan sus enunciados. El libro es “Hay alternativas”. En el siguiente enlace de la página web de uno de los autores se puede encontrar una explicación de la polémica que ha seguido al libro y la posibilidad de descargarse gratuitamente el mismo en formato PDF al final del enlace.
También se puede comprar por sólo 10 euros:
 El libro realiza un análisis de la situación económica actual ahondando en las causas de la crisis y en propuestas para salir de la misma, pero lo importante es que las propuestas que realiza no son las que oímos a diario. En el libro se intenta rebatir con datos las teorías neoliberales que basan su planteamiento económico en una mayor flexibilidad del mercado de trabajo, una reducción del gasto público y una moderación salarial. El análisis del libro es contrario a estas posturas, a modo de resumen me gustaría destacar las siguientes conclusiones, para un análisis más extenso lógicamente habrá que acudir al libro:
- La flexibilidad del mercado de trabajo con abaratamiento del despido y mayor precariedad laboral no es el elemento determinante para reducir el desempleo: se prueba que países con mucha mayor flexibilidad laboral como EEUU o Irlanda no han tenido un comportamiento en el desempleo muy diferente a España, mientras que mercados laborales muy rígidos, en cuanto a que están muy controlados como el alemán, han reducido el desempleo incluso en situaciones de crisis. Por tanto el incremento de la precariedad laboral no va a tener como resultado una mejora del empleo en España y sin embargo si que tiene otros efectos perniciosos derivados por ejemplo de la reducción de salarios.

- La reducción del gasto público si bien puede suponer un impulso a corto plazo para reducir el déficit a medio y largo plazo produce un gran daño a la economía. Se dan datos de como España tiene uno de los sectores públicos más reducidos de los países europeos desarrollados así como que los países a los que menos ha afectado la crisis (los países nórdicos por ejemplo) tienen sectores públicos muchísimo más grandes que el de nuestro país.

- Se señala la reducción del Estado de Bienestar como una de las causas más importante a medio/largo plazo del desempleo y la situación económica de nuestro país: un dato que se indica es que mientras en España uno de cada diez trabajadores trabaja en el sector podemos denominar del bienestar (sanidad, educación...) en Suécia trabaja uno de cada cuatro.
- Se requieren más ingresos públicos: un dato arrollador es que mientras los rendimientos del trabajo, es decir los impuestos que paga un trabajador en España, son equivalentes en porcentaje a los que paga cualquier otro trabajador de la Unión Europea, en las rentas del capital, es decir, las que no provienen del trabajo, que se pagan en otros países existen grandes diferencias. El ejemplo del libro es demoledor comparando España-Suecia: mientras un trabajador de SEAT paga el 75% de lo que paga un trabajador de VOLVO en impuestos, las grandes fortunas en España pagan un 20% de lo que pagan las grandes fortunas en Suecia. El mayor volumen de ingresos por impuestos derivados de una mayor actividad económica que se conseguiría con medidas contrarias a las que se están adoptando así como la diferencia de recaudación impositiva que se acaba de mencionar es donde consideran los autores del libro que deberíamos buscar el dinero para solucionar el problema del déficit y no en la reducción del gasto público. El tema del crecimiento de la desigualdad en la distribución de la riqueza, es decir porque los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, es objeto de un mayor análisis en la primera parte del libro al analizar las causas de la situación actual.
- Consideran los autores que la moderación salarial, tan propugnada por los grupos de poder, es contraproducente: si todo el mundo cobra menos, se consume menos y se entra en el denominado circulo viciosos de la economía. Por tanto, para mejorar la productividad, en vez de reducir el salario los autores proponen incrementar el producto producido para dicho salario, analizando las complicaciones de esta propuesta dando gran importancia a una mejora de la educación y la investigación y desarrollo. Un dato importante para refutar que una reducción de salarios incrementa la competitividad de cara al exterior es que en los últimos 10 años, el incremento nominal de salarios de España no ha influido en su cuota de mercado mundial manteniéndose estable, dando varios ejemplos de otros países donde una veces sube, otras baja y otras es estable, por lo que no parece existir una correlación entre un factor y otro.
- Se realiza un análisis muy interesante de como la banca ha migrado su negocio tradicional de conceder prestamos a la economía real (para producir y consumir) a destinar el dinero a realizar inversiones financieras con una rentabilidad muy superior pero muy poco efecto en las empresas y familias y favoreciendo con esta actividad la crisis económica. Para no premiar a los causantes de la crisis mediante la venta de las cajas de ahorro a precio de ganga se propone su nacionalización y cambio de negocio para que las cajas de ahorro, dirigidas por el Estado se dediquen exclusivamente a una labor de banca comercial, es decir, la actividad de prestar a familias y empresas antes mencionada.
Como he comentado es un libro que aporta mucha información y que a más de uno puede hacer cambiar su visión de la economía sin quitar que hay puntos más o menos discutibles. Totalmente recomendable en estos tiempos actuales.

jueves, 29 de septiembre de 2011

¿Por qué hacer tributar a las grandes fortunas es la mejor opción en estos momentos?

Dejando aparte que se entiende por rico que podría ser objeto de un próximo artículo, cuando se adoptan medidas económicas siempre hay que considerar dos tipos de consecuencias: las consecuencias a corto plazo y las consecuencias a largo plazo. En este sentido, cuando el gobierno adopta medidas para reducir el déficit público está claro que la consecuencia a corto plazo perseguida es dicha reducción pero siempre hay que tener en cuenta que aparte de dichas consecuencias a corto plazo inevitablemente se van a producir otras consecuencias a largo plazo.

Por ello, a la hora de adoptar medidas económicas hay que procurar que si bien se consiga el objetivo que se desea a corto plazo las consecuencias a largo tampoco sean indeseadas. Partiendo de esta idea, para reducir el déficit público hay dos vías básicas:

  • Reducir el gasto público.

  • Incrementar los ingresos públicos.

En los últimos tiempos el recurso más utilizado es un recorte del gasto público, pero, como se ha comentado, hay que analizar las consecuencias de dicha reducción a largo plazo para ver si es la más adecuada. Desde esta perspectiva creo que hay dos tipos de recortes en el gasto público:

  • Los que suponen una racionalización de los servicios públicos, es decir, supone un mejor aprovechamiento de los recursos que ya se poseen: esta es una consecuencia totalmente deseable en el sentido de que siempre se tiene que procurar prestar un servicio público de la forma más eficiente posible.

  • Los que suponen una supresión o reducción en la prestación de dicho servicio o un deterioro en la calidad del mismo: dentro de estas medidas entrarían la supresión de plazas de funcionarios que suponen una reducción del servicio, reducciones de salarios (ya se comentó en un post anterior que el salario aunque raramente es un elemento motivador si es un elemento desmotivador muy fuerte), congelación de pensiones...

Respecto a estas últimas, quiero centrarme en las que suponen directamente una reducción del poder adquisitivo y sus consecuencias a largo plazo. Es evidente, que la reducción de salario de los funcionarios o la congelación de las pensiones al Estado le supone un ahorro importante de dinero y, por tanto, ayudan a reducir el déficit público, pero también es evidente que ello no sale gratis a la sociedad que a partir de dicho momento dispone de menos renta disponible para consumir y, por tanto, va a conllevar una reducción de la actividad económica. Lo que hay que analizar es que es más beneficioso si esta medida o, en su lugar buscar otras como pueda ser un incremento del ingreso público.

Toda persona, al obtener una renta puede realizar dos cosas: o consumir dicha renta o ahorrar dicha renta. La parte de dicha renta que destina a cada uno de esos fines podemos llamarlos propensión al consumo (c) y propensión al ahorro (s) de tal manera que, si consideramos esas propensiones en tantos por uno: c + s = 1.

Cuando reducimos el salario a una persona reduciremos su consumo y su ahorro si bien la propensión al consumo y al ahorro puede variar. Vamos a ver un ejemplo.

Pongamos que Juan gana 1000 euros. Juan tiene mensualmente los siguientes gastos:

Alquiler

450 euros

Comida

250 euros

Suministros (luz, agua, teléfono):

70 euros

Ocio

150 euros

Ahorro

80 euros


En esta situación inicial Juan se encuentra en esta situación:

Propensión al consumo

0,92

Propensión al ahorro

0,08

Pongamos ahora que a Juan le reducen su salario 130 euros. Sin mucho esfuerzo comprobamos que sólo reduciendo lo que ahorraba no es suficiente, necesita eliminar alguno de sus gastos para poder llegar a final de mes. En general, se intenta ahorrar algo de tal manera que una reestructuración racional del gasto podría ser:


Alquiler

450 euros

Comida

240 euros

Suministros (luz, agua, teléfono):

65 euros

Ocio

75 euros

Ahorro

40 euros

Es decir, la propensión al ahorro ha bajado a 0,046 y la de consumo ha subido a 0,0954. Eso no quiere decir que se consuma más sino que ya prácticamente todo lo que se gana se dedica a consumir, aun así, y esto es lo más grave, el consumo se reduce.

Podemos concluir, que en niveles de renta bajos y medio-bajos que son aquellos con propensión media al ahorro reducidas, toda reducción de la renta disponible va a suponer inmediatamente una reducción en el consumo. Las consecuencias en la reducción en el consumo, como se explica al final del artículo, será una reducción en la actividad económica que nos hundiría todavía más en el circulo vicioso de la producción: a menor consumo menor número de ventas lo que conlleva una menor producción que supone reducir plantillas y, por lo tanto, más paro y en consecuencia una nueva reducción del consumo, y así sucesivamente.

Pero vamos a analizar la alternativa, es decir, en como afecta una reducción de la renta disponible a gente con rentas altas.

Pongamos el ejemplo de una persona que gana 25.000 euros netos mensuales y que tiene la siguiente estructura de gastos:

Hipoteca de la casa

5.000 euros

Comida

700 euros

Suministros (luz, agua, teléfono):

300 euros

Ocio

5.000 euros

Ahorro

14.000 euros

Propensión al consumo

0,44

Propensión al ahorro

0,56

Como podemos ver en personas con nivel de renta alto, aunque los datos son inventados, la propensión al ahorro se dispara en comparación con las personas de nivel bajo. Al tener todas sus necesidades cubiertas con una parte muy reducida de su renta el resto rápidamente lo pueden destinar a ocio y ahorro mientras que en las personas de nivel bajo la mayor proporción de su renta va destinado precisamente a cubrir dichas necesidades básicas.

Pongamos que a esta persona de nivel muy alto le hacen pagar un 2% más de sus ingresos en concepto de Impuesto de Patrimonio o IRPF, es decir debería pagar 16.000 euros que se reducirían de sus ingresos, lo que supondría que percibiera al mes 1.333 euros menos, es decir, pasaría a tener una renta de 23.777 euros. Como podemos comprobar, podría reducir su ahorro sin tocar el consumo y aun así todavía conseguiría ahorrar 12.777 euros al mes, es cierto que la propensión al ahorro se reduciría pero es muy probable que este ciudadano prefiriera reducir su nivel de vida, es decir, su consumo mensual a costa de ahorrar un poco más.

Por contra, es cierto que el ahorro total se reduciría y que esto también tiene consecuencias en la economía pero hay que considerar que lo que necesita en estos momentos nuestra economía es la reactivación del consumo, el que haya movimiento económico para que las empresas empiecen a ganar dinero y decidan contratar a más personas para incrementar la producción y atender pedidos.

En nuestra economía, en estos momentos hay recursos ociosos, no tenemos un gran problema de falta de inversión industrial, más bien al contrario tenemos un sistema productivo capaz de producir más de lo que se puede consumir, por ello no hay que priorizar la inversión, el equivalente al ahorro, sino que lo que hay que priorizar es la reactivación del consumo.

Como espero haber podido explicar en este artículo, si lo que pretendemos hacer es reactivar el consumo, si queremos incrementar los ingresos públicos toda medida que se adopte se ha de realizar sobre aquellos ciudadanos, o sobre aquellas rentas, que tengan una propensión al ahorro superior a la media y no sobre aquellas que prácticamente vayan a dedicarse al consumo.


Nota adicional: Aunque se ha hecho referencia a la propensión al ahorro y al consumo, realmente cuando se han mencionado estaba haciendo referencia a la propensión media, es decir, teniendo en cuenta la totalidad de mi consumo/ahorro, sin embargo es muy importante para lo que se ha comentado cual es la propensión marginal.

La propensión marginal al consumo es cuanto aumenta mi consumo cuando se incrementa en un euro mi renta disponible. Es decir, a grandes rasgos, significa cuanto dinero dedicaré a consumir con el último dinero cobrado. En el ejemplo del artículo si partimos de la situación B en la que se perciben inicialmente 770 euros y posteriormente cobro 1000 euros, podríamos llamar propensión marginal a la parte de los 130 euros que destino al consumo, es decir, aunque la propensión media sea 0,92 la propensión marginal al consumo será: 40/130= 0,693

La propensión marginal es fundamental porque se utiliza para definir el efecto multiplicador del consumo. Pongamos un ejemplo en el que vamos a considerar que la propensión marginal al consumo de todos los agentes económicos es 0,7:

Pedro ha cobrado 1.000 euros y su propensión marginal al consumo es 0,7 (es decir consumirá el 70% de su último ingreso), por tanto de esos 1000 euros gastará 700 y ahorrará 300. Las personas que ganen esos 700 euros al venderle productos a Pedro también gastarán el 70 por ciento de dichos 700 euros, es decir, volverán a gastar 490 euros, y las personas que reciban esos 490 euros volverán a gastar el 70% y así sucesivamente.

Nos encontramos que, aunque el gasto inicial ha sido de 700 euros, ha supuesto una serie de gastos en cascada de tal manera que al final el gasto total realizado ha sido de 2.333 euros.

Este es el efecto multiplicador del consumo que hace que los incrementos en consumo sean fundamentales para la reactivación económica. Del mismo modo, una disminución del consumo podemos decir que tendría un efecto divisor del mismo en la misma proporción.

La formula de este efecto multiplicador, en su forma más simple sería: 1/(1-c) donde c sería la propensión marginal al consumo.

Esta formula se puede complicar más al tener en cuenta otros aspectos como por ejemplo los impuestos.

martes, 17 de mayo de 2011

Cuando subir las pensiones no es tan caro como parece

Con la subida de pensiones que se realizó en el año 2010 se ha producido un efecto podríamos decir que curioso por no llamarlo de otra manera. Aunque las pensiones han subido, el gasto público no ha subido en igual medida. La lógica nos lleva a pensar que si el estado paga 100 millones de euros más de pensiones (cifra hipotética) debería tener un déficit 100 millones de euros mayor, pero sin embargo esto no es así, e incluso, teóricamente, podría llegar a ingresar más de lo que paga en pensiones. Vamos a analizar como se puede conseguir esto.

En principio parece que subir las pensiones es bueno: los pensionistas cobran más, gastan más y todo es positivo. ¿Todo? Todo no, existe un efecto colateral, un pequeño requisito de la Ley de IRPF, que hace que dicho aumento pueda resultar un duro golpe para las familias. En mi opinión, dicho efecto no deseado ha sido realmente no deseado, es decir, nadie se dio cuenta de que iba pasar cuando subieron las pensiones pero paso.

La cuestión es la siguiente, el importe anual de la pensión de viudedad para mayores de 65 años (situación en la que se encuentran más de 600.00 personas) en los años 2009 y 2010 son los siguientes:


Es decir, los pensionistas cobran 367,5 euros más en el 2010.

Por otro lado, en el IRPF, existe una disminución en la cuota a pagar por tener un ascendiente conviviendo contigo, es decir, en el caso de que el padre, mayor de 65 años, viva con el hijo (generalmente porque tiene algún tipo de minusvalía, hecho importante como ahora veremos) se permite reducir la Base Imponible del Impuesto y así pagar menos. ¿Pero cuanto menos hay que pagar por convivir con un ascendiente?

El importe dependerá de la edad y el grado de discapacidad del ascendiente. En el peor de los casos, desde un punta de vista monetario que no familiar, es decir, cuando el ascendiente tenga entre 65 y 75 años y se encuentre en plena forma el ahorro es sólo de 219,39 euros. En el caso de que tuviera una minusvalía del 33%, caso muy frecuente en personas mayores, el ahorro es de 772,92 euros, y si fuera mayor de 75 años y con una minusvalía de más del 65% el ahorro podría llegar a 1.375,21 euros.


Y es ahora cuando viene el pero, como condición para poder aplicarse este descuento se exige que el ascendiente no tenga una renta superior a 8.000 euros (excluidas las rentas exentas), en el momento el ascendiente gana más de 8.000 euros ya no se puede aplicar ninguna reducción el hijo con el que vive.

Con estos presupuestos es fácil sacar una conclusión. Con la subida de pensiones se ha conseguido que los más de 600.000 viudos y viudas que cobraban pensión de viudedad ya no puedan dar ningún tipo de bonificación a los hijos con los que puedan estar conviviendo.

De esta forma, nos encontramos que por un lado el Estado paga 367,5 euros más a estos pensionistas, pero al mismo tiempo cobra a los hijos que viven con ellos una cuantía que va entre 219,39 euros y 1.375,21 euros, es decir, en muchos casos, el Estado va a ingresar más de lo que paga por haber subido la pensión.


Es una pena no poder disponer de datos concretos de cuantos ascendientes en estos supuestos están conviviendo con sus hijos, pero es un caso bastante frecuente. Así que si conocen a alguno, adviértanle, porque es muy fácil que se equivoque al hacer su declaración del IRPF.