Leo en los periódicos que Reino Unido pretende incrementar los impuestos a aquellos que tengan unos ingresos anuales de más de 167.000 euros. En concreto, se pretende incrementar el tipo máximo del 40% al 50%. En principio, la medida parece progresiva y coherente con lo que declara el Primer Ministro Británico Gordon Brown: que paguen la crisis los que más han ganado los últimos años.
Sin embargo, esta nueva política contrasta con uno de los regímenes fiscales que han convertido a Reino Unido, y más concretamente, Londres, en uno de los principales refugios fiscales de loss directivos de las grandes multinacionales. Vamos a explicar esto último.
En Reino Unido se distingue entre dos tipos de residente:
El residente no domiciliado: es aquella persona que reside en Inglaterra de manera temporal. Aunque puedes tener un piso en propiedad no es necesario, basta con tener a tu disposición una casa alquilada en suelo ingles.
Residente domiciliado: es un concepto algo indeterminado pero que se puede definir bastamente como aquella persona que reside en Inglaterra para morir en ella. Se requiere una vinculación más fuerte que en el caso anterior.
Pues bien, en el primer caso, el residente no domiciliado SÓLO tributa en Inglaterra por las rentas que gane allí o que introduzca en Inglaterra desde el exterior, es decir, un directivo español de una multinacional que cobre mediante un bonus que le paga una sociedad en Holanda (en un banco holandés) no paga ningún impuesto en Inglaterra, aunque en inglaterra sólo gane 1.000 euros por intereses de una cuenta bancaria y el bonus sea de 1.000.000 de euros, en este caso, sólo pagaría impuestos en Inglaterra por los 1.000 euros.
Por otro lado, a todos los efectos es residente en Inglaterra, así que, en España se le considerará no residente y no pagará impuestos en España, salvo casos contados. Inglaterra se convierte así en un destino de altos directivos de multinacionales que pueden elegir desde que país reciben los ingresos.
Este régimen fiscal, aunque no lo parezca, tiene un sentido, y es que procede de la época colonial. El objetivo era que los ingleses emigraran a EEUU y crearan colonias, estando tranquilos de que a su vuelta, todas las rentas que procedieran de EEUU no tributarían en Inglaterra. Nadie ha derogado la ley hasta hoy.
Como podemos ver, en estos momentos Reino Unido se encuentra ante una cierta hipocresía fiscal, por un lado, quiere subir los impuestos a sus ricos (con lo que conseguirá que se vayan a vivir a otro territorio más ventajoso) y, por otro, favorece que los ricos de otros países no paguen impuestos (incentivando que vayan a residir allí). Como vemos parece un poco el mundo al revés.
En todo caso, aunque ahora me esté refiriendo a Reino Unido, todos los países comparten esa hipocresía fiscal en mayor o menor medida. Sólo hay que pensar que muchos paraísos fiscales se encuentran bajo la soberanía de países desarrollados: Gibraltar, Islas Caiman, Montserrat (Reino Unido, de acuerdo es de los más esquizofrénicos, en este sentido, de todos), Antillas Holandesas (Holanda), Delaware (EEUU)...
Y no sólo esos, sino que casi todos los países desarrollado tienen una regulación muchísimo más ventajosa para las sociedades holdings extranjeras (las sociedades matrices de las que dependen todas las filiales) que la regulación que establece dicho país para el mismo tipo de sociedades si son nacionales de dicho país. En España, tenemos el régimen especial del Impuesto sobre Sociedades de Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros (ETVE) que declara exentos los dividendos y ganancias patrimoniales de estas entidades mientras que si se trata de sociedades españolas tributarán al 30%.
Para concluir con este artículo, sólo comentar que no estaría mal acabar con esta hipocresía, organizarlo todo de nuevo y que por fin los que más tienen paguen más, estén donde estén, y los que menos tienen paguen menos. Pero eso sólo es un sueño.
Tienes Razon, apoyo totalmente tu blog
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