domingo, 7 de diciembre de 2008

Bolsa de Valores: un lugar donde jugar.

Las Bolsas de Valores nacieron ante la necesidad de un punto de encuentro entre quienes deseaban invertir sus ahorros y aquellos otros necesitados de financiación. Sin embargo, en teoría, cumplen con otras funciones fundamentales como dotar de liquidez a la inversión, favorecen una asignación eficiente de los recursos y constituyen un buen método de valoración de instrumentos financieros.

No obstante, la incapacidad de la Bolsa para asignar eficientemente los recursos y realizar una buena valoración de activos son una de las principales causas de la crisis bursátil actual.

La grieta estructural que hace temblar todo el sistema es que el precio de un valor en la Bolsa de Valores no significa nada. Dicho precio puede llegar a ser totalmente independiente de los métodos más importantes que existen para ver el valor de una empresa: el valor de los activos, el valor de los beneficios que genera la empresa o el valor de los flujos de caja de la empresa. Esta desconexión entre el precio real y el precio de bolsa se puede observar claramente en el hecho de que durante un par de días Volswagen tenían un valor superior en bolsa que todo el IBEX35 junto, es decir que valía más que la suma de los valores del Santander, el BBVA, Telefónica... Lo cual es evidente que no tiene ningún sentido.

“Eso no puede ser, nadie jugaría su dinero en un mercado de ese tipo” Me diréis.

Para ver cómo hemos llegado a esta situación hay que examinar qué técnicas se analizan para determinar el precio que van a tener las acciones. Hay dos método o técnicas fundamentales:

  • El Análisis Técnico: a grandes rasgos este análisis pretende determinar cual va a ser el valor de una acción u otro instrumento financiero mediante el uso de gráficas y su análisis mediante modelos matemáticos. Parte de la premisa de que el precio de una acción en bolsa ya ha tenido en cuenta todos los aspectos que pueden condicionarlo (beneficios futuros, movimientos políticos, plusvalías latentes, expectativas de los compradores...). Esta premisa, por si sola muestra claramente la desconexión entre el precio real y el precio en Bolsa de una acción. De hecho, a este análisis le es indiferente el precio real de la acción, lo que pretende mediante el estudio de las gráficas es descubrir la tendencia actual del mercado y predecir mediante sus modelos matemáticos si el precio seguirá subiendo o bajará, cuáles son sus máximos y sus mínimos.

  • El Análisis Fundamental: este análisis pretende determinar el precio real de una acción. Sus inconvenientes: es imposible manejar toda la información necesaria para valorar una empresa (piénsese por ejemplo como ENDESA sufrió una OPA casi por el doble de su valor en Bolsa lo que implica que su valor real era muy superior a su valor de cotización o por ejemplo cómo es prácticamente imposible determinar el valor real de los edificios que tiene el Banco Santander y que tiene contabilizados por el valor de adquisición de hace 50 años), por otro lado se debe tener en cuenta que los precios se mueven no sólo por el valor real sino también por las expectativas, concepto difícil de medir por esta teoría.
Podría pensarse que esta segunda teoría es mucho mejor que la primera porque intenta aproximarse al valor real de la acción, a pesar de sus limitaciones. Pero lo sorprendente es que no sólo no es mejor sino que sus predicciones sobre los cambios de tendencias llegan a ser peores en muchos casos.

Un ejemplo que pone de manifiesto la eficacia de ambas teorías es la clásica historia del chimpancé y los dardos de Malkiel. Malkiel, profesor de economía de Princeton, teorizó que un mono tirando dardos sobre la página de valores del Wall Street Journal no haría peores inversiones que un profesional. En 1988 el Wall Street Journal recogió el desafío y realizó una competición entre sus trabajadores que tiraban los dardos para elegir los valores, haciendo el papel del mono, y 4 profesionales que invertían utilizando las técnicas clásicas. El resultado fue que ganaron los profesionales, pero lo sorprendente es que de 100 veces en 39 ganaron los “monos” un porcentaje demasiado cercano al 50%, que supondría un resultado aleatorio, para que los profesionales salieran del asunto dignamente.

Considero que la Bolsa ya no es un mercado donde se compre un producto por lo que vale, ya no es una Bolsa de Valores, es una Bolsa Especulativa. Lo que cotiza en Bolsa no es el valor de una empresa, lo que se paga es la expectativa de que suba el precio.

¿Qué consecuencias podemos esperar de una Bolsa Especulativa? La principal consecuencia es que la Bolsa vive desconectada de la realidad, puede tener crecimientos totalmente desproporcionados, y bajadas igualmente desproporcionadas, respecto a la economía que la soporta. Por otro lado, los inversores invierten en algo que no saben qué es, qué vale realmente o qué ingresos les producirá. Ello conduce a que los inversores no son conscientes del riesgo real de su inversión, de hecho es prácticamente imposible realizar una composición exacta del riesgo de una inversión.

¿Cómo hemos llegado a esta situación? En mi opinión la respuesta se encuentra en la búsqueda de ganancias a muy corto plazo. La sociedad se ha acostumbrado a que en la Bolsa se pueden tener ganancias muy rápidas en muy pocos días. En el año 2006 el IBEX35 se incrementó un 31,14% cuando la economía española creció un 3,8% lo que muestra la desconexión que existe entre la Bolsa y la realidad económica.

Políticamente se ha propiciado también la especulación reduciendo la tributación de las ganancias en Bolsa, mediante la tributación prácticamente nula de las Sociedades y Fondos de Inversión, y en el caso de las personas físicas minorando la tributación cuando las ganancias se generan a corto plazo.

En conclusión, estamos ante una sociedad que busca el dinero fácil y rápido y durante unos años la Bolsa ha sido la respuesta a esta búsqueda. Sin embargo, muchos de los que invirtieron en Bolsa no eran conscientes del riesgo que corrían y a los que sí lo eran les venció la avaricia de mayores ganancias. Las soluciones para frenar esta ola especuladora son complejas, y algunas de las que considero más adecuadas las trataré en próximos artículos.

2 comentarios:

  1. Puede existir un un grupo de poder a nivel mundial que en un momento dado les interese congelar la economía? hay que decir que en estos tiempos de crisis, quien disponga de liquidez podrá hacerse todavía más rico.
    Crisis = rico+rico / pobre+pobre

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  2. Es evidente que las entidades que podríamos considerado que han llegado a la crisis bien preparadas, pueden utilizar dicha crisis para consolidarse. Pongamos por ejemplo el banco Santander que ha realizado ya dos adquisiciones en esta crisis:

    Compra banco britanico Alliance & Leicester.
    Compra sucursales del Bradford

    Sin embargo dudo mucho que el Santander o cualquier otra entidad se arriesgara a producir una situación como esta. En las crisis sabes como entras, no como sales. Es todo muy imprevisible, y de hecho el propio Santander se ha visto igualmente salpicado dos veces:

    Caso Lehman Brothers.
    Caso Madoff

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