domingo, 15 de julio de 2012

El coste de los políticos según Arturo Perez Reverte

Aunque no es política de este blog ser un mero reproductor de opiniones ajena, se me va a permitir hoy hacer una excepción y, dada la vinculación con el artículo escrito hace poco sobre la necesidad de suprimir ayuntamientos, voy a reproducir los tweets escritos por Arturo Perez Reverte, que podrá gustar más o menos pero hoy ha ido, con mucho acierto, a la yugular del Gobierno.

La serie de tweets, aunque la he formateado un poco para facilitar la lectura y he añadido algún enlace que puede ampliar la información, ha sido la siguiente:

La Cultura, la Educación, la Sanidad, las clases altas, medias y bajas, expoliadas. Y el disparate administrativo-político-autonómico, ni tocarlo. A ver si lo he entendido, señor presidente…  
Hasta por morirme debo pagar un 21 %... A ver si lo entiendo. Insisto.  
Alemania tiene 80 millones de fulanos y 150.000 políticos. España, 47 millones y 445.000 políticos. Sin contar asesores, cómplices y colegas. O en Alemania faltan políticos, o aquí sobran.  
Si en Alemania faltan, apenas tengo nada que decir. Si en España sobran, tengo algunas preguntas. Señor presidente:
  • ¿Para qué sirven 390 senadores (con la brillantez media y la eficacia política media de un Iñaki Anasagasti, por ejemplo)?  
  • ¿Para qué sirven 350 diputados y 54 eurodiputados? ¿Nos apañaríamos peor de lo que estamos con la mitad? ¿Me lo dice en serio? 
  • ¿Para qué sirven 74.000 alcaldes y concejales, cada cual con su paquete adosado de asesores de ambos sexos y sexas?  
  • Subpregunta: si un concejal de Villacantos del Botijo, por ejemplo, necesita contratar a 15 asesores... 
  • ¿Para qué puñetas sirve ese concejal, aparte de para dar de comer a numerosos compadres y parientes?  
  • ¿Para qué sirven 1.206 parlamentarios autonómicos y 1.031 diputados provinciales? ¿Sabe usted lo que cobra toda esa gente? ¿Y lo que come? 
Ese tinglado regional, repartido en diecisiete chiringuitos distintos, duplicados, nos cuesta al año 90.000 millones de euros. Con ahorrar sólo la mitad... Eche usted cuentas, señor presidente. Que yo soy de Letras. 
En vista de eso, ¿cómo es posible que el Gobierno de este putiferio de sangüijuelas y sangüijuelos se la endiñe a las familias y no a ellos?  
Que en vez de sangrar a esa chusma, se le endiñe a la Dependencia, a la Sanidad, a la Educación, a la Cultura, al pequeño comercio? ¿A la gente que de verdad lucha y trabaja, en vez de a esa casta golfa, desvergonzada y manifiestamente incompetente?  
A ese negocio autonómico absurdo e insostenible, del que tanta gentuza lleva viviendo holgadamente desde hace más de treinta años. 17 parlamentos, 17 defensores del pueblo, embajadas propias, empresas, instituciones. Negocios casi privados(o sin casi)con dinero público.  
El único consuelo es que a esa pandilla depredadora la hemos ido votando nosotros. No somos inocentes. Son proyección y criaturas nuestras. Treinta años engordándolos con nuestras imbecilidad y abulia política. Cuando no con complicidad ciudadana directa: Valencia, Andalucía...  
Con unos tribunales de Justicia cuando no politizados o venales, a menudo lentos y abúlicos. El golfo, impune. Y el ciudadano, indefenso. 
Esos políticos de todo signo(hasta sindicalistas,rediós)puestos en cajas de ahorros para favorecer a partidos y amiguetes.Impunes,todos.  
Me creeré a un presidente de Gobierno, sea del color que sea, cuando confiese públicamente que este Estado-disparate es insostenible. 
Cuando alguien diga, señor pesidente, mirándonos a los ojos, “voy a luchar por un gran pacto de Estado con la oposición”  
“Me voy a cargar esta barbaridad, racionalizándola, reduciéndola, controlándola, adecuándola a lo real y necesario”. 
“Voy a desmontarles el negocio a todos los que pueda. Y a los que no pueda, a limitárselo al máximo. A lo imprescindible”  
“Aquí hay dos autonomías históricas que tendrán algo más de cuartelillo, dentro de un orden. Y el resto, a mamarla a Parla”. 
“Y el que quiera entrar en política para servir al pueblo, que se lo pague de su bolsillo”.  
Pero dudo que haga eso, señor presidente. Es tan prisionero de su propia chusma político-autonómica como el Pesoe lo es de la suya. Ese toque de jacobinismo es ya imposible.
Tiene gracia. No paran de hablar de soberanía respecto a Europa quienes son incapaces de ejercerla en su propio país. Sobre sus políticos. Dicho en corto, señor presidente: no hay cojones.
Seguirán pagándolo los mismos, cada vez más, y seguirán disfrutándolo los de siempre. El negocio autonómico beneficia a demasiada gente. Usted, señor presidente, como la oposición si gobernara, como cualquiera que lo haga en España, seguirá yendo a lo fácil. A cargar a una población triturada,con cinco millones de parados,lo que no se atreven a cargar sobre sus desvergonzados socios y compadres. Seguirá haciéndonos aun más pobres, menos sanos, menos educados.Hasta el ocio para olvidarlo y la cultura para soportarlo serán imposibles. 
Así que cuando lo pienso, a veces se me va la olla y me veo deseando una intervención exterior. Que le vayan a frau Merkel con derechos históricos, defensores del pueblo, inmersiones linguísticas, embajadas y golferías autonómicas. De tanto reírse, le dará un ataque de hipo. De hippen, o como se diga allí.  Lo escribía el poeta Cavafis en “Esperando a los bárbaros”. Quizá los bárbaros traigan una solución, después de todo. 
Para esto, que nos invadan los bárbaros de una puta vez. Que todo se vaya al carajo y el Sentido Común reconozca a los suyos. Si quedan. 

viernes, 6 de julio de 2012

España: Atrapados en la paradoja del ahorro.

Uno de los aspectos que más me sorprende de la crisis actual es la obsesión por atajar el déficit a toda costa tomando medidas que van en contra del más mínimo sentido común. Esta actitud me temo que no es enteramente achacable a nuestro Gobierno, que quiero imaginar que adopta dichas medidas con desagrado y por obligación, pero no evita que me pregunte qué es lo que persigue la mente pensante de Europa y que dirige a nuestro Gobierno a un callejón sin salida.

En varios de los artículos anteriores, ya comenté que el principal problema español en estos momentos no es el deficit, que, si bien es elevado, el nivel de deuda española hace que, en condiciones normales, no fuera preocupante. Es cierto que el deficit nos obliga a pedir prestado en el extranjero para poder hacer frente a los gastos, pero sólo ese hecho sería fácilmente solventable con una participación más activa del Banco Central Europeo como está pasando en EEUU y Gran Bretaña. Si sus bancos centrales se comportaran como el nuestro muy probablemente su situación sería la misma o peor que la nuestra.

Como decía, el problema real no es el déficit sino que lo es la contracción del consumo. Para que una economía funcione se necesita que la gente consuma. Si la gente consume, las empresas tienen beneficios y contratan trabajadores, se pagan impuestos sobre dichos beneficios y sobre las transacciones y, en definitiva, crece el ingreso público que en última instancia es lo necesario para reducir el requetedicho déficit. 

Dentro de los motivos de la reducción del consumo, creo que ya se puede decir que España ha entrado de lleno, tanto a nivel de Estado como a nivel de los ciudadanos, en lo que se denomina "la paradoja del ahorro" o "paradoja de la frugalidad".

Esta paradoja viene a decir que todos los ciudadanos deciden que quieren incrementar su nivel de ahorro, el efecto que se consigue es exactamente el contrario: todos pasan a ahorrar menos. ¿Por qué se produce esto? Porque, como ya comente en este artículo, las personas pueden dar dos destinos a su dinero: o gastarlo o ahorrarlo. Eso quiere decir que si uno ahorra mucho gastará poco y si gasta mucho ahorrará poco. 

Por tanto, si toda la sociedad comienza a incrementar su nivel de ahorro inevitablemente estará reduciendo su nivel de gasto. Si todos gastamos menos la empresas harán menos negocio, habrá menos trabajo, lo salarios serán más bajos y, en resumen, la gente ganará menos dinero. Veamos como afecta esto al ahorro con un ejemplo:

Un persona que trabaja en un bar tiene un salario de 1.200 euros, de los cuales cada mes ahorra sólo 120 euros, es decir el 10%. Como piensa que la situación está muy mal decide intentar ahorrar 250 euros (un 20,83% de su salario) por lo que pueda pasar. Si toda la sociedad hiciera lo mismo todo el mundo redujera su consumo podría llegar a una situación en el que el bar para subsistir debido a la perdida de clientes, o al menor consumo de los mismos, puede llegar a tomar dos medidas: o bien despide a esta persona o bien le rebaja el sueldo. Si lo despide es evidente que aunque su intención era ahorrar 250 euros va a pasar a ahorrar 0, si por el contrario le bajan el sueldo, por ejemplo a 1.000 euros, aun ahorrando el 20% de su salario no va a conseguir el ahorro que el pretendía.

Si en vez de un caso particular analizamos a la sociedad en su conjunto nos encontramos ante esta paradoja cuando sumado el nuevo ahorro de todos los ciudadanos éste es inferior al que había inicialmente.

En esta espiral se encuentra España en estos momentos, sólo hace que adoptar medidas para ahorrar reduciendo el gasto público, pero dicha reducción de gasto público está consiguiendo justamente lo contrario, con cada recorte se mina cada vez más el consumo de la sociedad y las expectativas que provocan una destrucción de empleo o bajada de salarios en los trabajadores, lo que supone una reducción de los ingresos tributarios y, en consecuencia, que el déficit inicial se mantenga prácticamente en el mismo punto.

Un ejemplo de como funcionan estas paradojas económicas lo hemos visto también como el IVA. De las tres subidas de IVA (en el 92, 95 y 2010) que han habido sólo una de ellas supuso un incremento de la recaudación efectiva (la del 95), y aun en este caso la recaudación fue inferior a la que se preveía. El motivo es el mismo que el explicado, aunque subamos el impuesto sobre el consumo, si consumimos menos pues o bien no recaudamos lo que pensábamos o incluso recaudamos menos. Es por este motivo que me sorprende amargamente que se planteen en la situación actual una nueva subida del IVA, creo que el único que se sorprenderá de que no tenga ningún efecto en la recaudación será el Gobierno.

Acabo de mencionar las expectativas, factor fundamental en la marcha de la economía, la política actual de continuos recortes, por cierto, pocos de ellos suponen una reforma estructural seria como podría ser la que se comenta en el artículo anterior a este,  suponen una ataque continuo a la linea de flotación de nuestra economía. El sentimiento generalizado ante tanto recorte es que la situación personal de cada uno de nosotros va a ir a peor, y cuando creemos que podemos pasar una mala racha lo primero que hacemos es dejar de consumir para ahorrar por lo que pueda pasar. Hoy mismo, veo rumores sobre una nueva bajada de salario a los funcionarios. No sé si será cierta o no, ya en navidades se produjeron los mismos rumores, pero lo que está claro es que no podía llegar en peor momento, al principio del verano cuando la gente decide sus vacaciones. No será de extrañar que muchos decidan o bien reducir o bien suprimir cualquier tipo de viaje extraordinario con el consiguiente perjuicio para la economía, es una muestra del daño que pueden hacer las expectativas.